lunes, 31 de enero de 2011

GATOS AGRESIVOS I

En cada caso de conducta, es esencial que el veterinario evalúe primero la salud física del gato para determinar si existen problemas médicos que pudiesen haber causado la agresión o que pudiesen haber coadyuvado en causarla (y para determinar la influencia que pudiesen tener estos problemas para tratar el problema de conducta). Los estados dolorosos (por ej., la artritis, la saculitis anal, la enfermedad dental), los procesos que afectan al sistema nervioso central (por ej., los tumores cerebrales, la meningitis) y los desequilibrios endocrinos (por ej., el hipertiroidismo), podrían, todos ellos, tener una influencia directa sobre la conducta.
Alternativamente, podrían actuar conjuntamente con factores ambientales, genéticos y con otros factores de la salud, para impulsar al gato más allá del umbral en el que se manifestaría la agresión. Por consiguiente, es posible que el tratamiento solamente de la enfermedad médica no sea suficiente para resolver el problema. Recíprocamente, en el caso de las enfermedades médicas que no pueden ser tratadas o resueltas, la modificación conductual y la manipulación ambiental todavía pueden tener éxito.
La asociación de una historia conductual completa con la observación directa o por medio de un vídeo del gato durante una manifestación agresiva típica, es la mejor forma de garantizar un diagnóstico exacto. Esto es utópico pero no práctico en muchos casos.
Por consiguiente, es importante una historia detallada, que incluya una descripción de las expresiones faciales y actitudes corporales del gato, y una descripción de todas las situaciones en las que aparece la agresión. A la hora de formular un plan de tratamiento se debe conceder importancia al tipo de agresión, al temperamento del gato y a la aptitud mental y física de los individuos en su ambiente.
Los factores que determinan el pronóstico de la agresión en los gatos incluyen:
•    Tipo de conducta agresiva.
•    Edad del comienzo de la agresión.
•    El espacio de tiempo durante el cual ha existido el problema.
•    El grado de intensidad del problema.
•    Grado de peligrosidad para las personas o para otros animales de compañía.
•    Diagnóstico y tratamiento eficaces de los problemas médicos concomitantes.
•    Capacidad de cada uno de los miembros de la familia para llevar a cabo con seguridad y eficacia el programa del tratamiento.
•    Si las medidas inmediatas pueden eliminar el riesgo de daño.
Los ejercicios de desensibilización y de condicionamiento inverso se usan frecuentemente para tratar varios tipos de agresión mediante la exposición al estímulo, Durante la exposición, el dueño se debe encargar del control completo del gato para que no pueda huir o causar daño.

Muchos dueños vociferan, chillan y golpean a sus gatos agresivos; se les debe advertir que esto no sólo no es eficaz sino contraproducente. El castigo del gato agresivo aumenta su miedo y su ansiedad y aumenta el riesgo de daño para los miembros de la familia. A veces los dueños recompensan equivocadamente a sus gatos agresivos, aunque sin querer. Hacen esto, acariciando y valorando de nuevo al gato cuando se dan cuenta de que es agresivo, incluso ofreciéndole recompensas de alimento con el fin de intentar tranquilizarlo y reducir la agresión. La situación se puede complicar más cuando el gato aprende que se puede salir con la suya siendo agresivo. El refunfuño el arañazo y la mordedura pueden ser formas muy eficaces para que el gato eluda un estímulo o una situación no deseados (por ej., el cepillado de los dientes, el corte de las garras).
Las técnicas de exposición están proyectadas para reducir el miedo y la ansiedad, así como para enseñarle al gato que las manifestaciones agresivas no logran eliminar el estímulo. Es importante que el dueño y el asesor cooperen para determinar todos los estímulos que causan la agresión y formulen un plan de tratamiento apropiado, completado con sesiones de adiestramiento.
  

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